Cómo pasar a la acción sin anclarse en el pretexto. La clave es la mejora continua.

"No esperes por el éxito si eso es lo que quieres;
haz lo que realmente amas y cree en ello
y el éxito vendrá naturalmente."

David Frost.

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Dedicado a Elena Araujo; Excompañera de la universidad.

Hace ya demasiado tiempo que me sucedió algo realmente interesante. En ese entonces no logré entenderlo.: me encontraba en mi trabajo, realizando mis labores cotidianas cuando me percato que dentro de las instalaciones se encontraba "encerrado" una ave. Inmediatamente tomé la actitud, debo reconocerlo, negativa; quiero decir, que pensé que el ave iba a morir. Pues no había modo de que con su "raciocinio" tomara el camino correcto para liberarse. El hambre y la sed haría que muriera.

Realmente subestimé su "instinto animal". En mi desesperación por encontrar "su solución" me enfermé emocionalmente. MI capacidad creativa y estratégica se vio colapsada por mi sentimiento de impotencia; cuando en realidad tenía que confiar que el ave por sí sola encontraría la solución. Me quedé observando durante largo rato: el ave volaba de manera zigzagueante, aparentemente de manera descontrolada, sin sentido. Hasa que empecé a comprender que estaba diseñando su solución. En la parte más alta del edificio hay una especie de domo por donde se trasluce la luz. Esa es precisamente el punto de referencia en sus vuelos, en su camino. Llegó allá y comprendió que la luz era su salvación.

A lo que quiero llegar con lo anterior es a que normalmente como seres humanos cuando pretendemos ayudar a otros; subestimamos su capacidad de respuesta e incluso dudamos de su fortaleza emocional y su ferviente deseo por concretar un reto.

De ahí nos vienen las sensaciones negativas de frustración, impotencia y demás. Y cuando volteamos los ojos hacia nosotros, simple y llanamente nos rendimos inmediatamente.

La lección que me dejó el ave fue realmente que se puede ejercitar la habilidad del "reforzamiento". Esto es, tener una idea concreta y clara hacia donde se va a llegar (nótese que no escribí: "desea llegar", esa debe ser nuestra actitud), nos hace ejercitar nuestra fe y perseverancia. Ese reforzamiento es el antídoto perfecto para no claudicar en los objetivos que has logrado concretar y no volver a los viejos hábitos. Y es que eso sucederá porque realmente no anhelabas encontrar la luz de tu salida. La acción entonces era instintiva.

Mucho se habla de "cambiar nuestros hábitos". De alguna u otra forma, estoy de acuerdo en esa frase, sólo que debemos transformarla en una "vocación existencial" proyectando la idea de mejorar continuamente. Si el día de hoy me he propuesto escribir un artículo diario, en vez de decir "debo hacerlo", digo: "estoy escribiendo un artículo". Esto se vuelve más vivencial.

Si por otro lado, me propongo enriquecerme con las relaciones humanas, mis conversaciones deben ser, en verdad, enriquecedoras. Mis hábitos cambiaron: días atrás no lo hacía. Ahora si, me organizo. Ahora bien, si un día de estos dejo de hacer tal o cual cosa; simplemente no estaba enamorado de esa idea pues no me impulsaba la pasión por hacer tal actividad. Se presenta una incongruencia entre mis metas y mi acción diaria.

Las cosas que hagamos nos tienen que proporcionar placer en el camino. Además debemos recordar que no debemos anclarnos en eso. Si bien lo anterior nos genera un crecimiento personal, debemos siempre avanzar más. NO debemos cansarnos, no se porqué dicen rendirnos.

Gracias por dedicarle unos minutos de tu valioso tiempo para leer éste artículo.


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